La crisis climática no solo afecta al medio ambiente; también intensifica las desigualdades de género existentes. Según ONU Mujeres, si el calentamiento global alcanza los 2 °C, se estima que 40 millones más de mujeres y niñas podrían sufrir violencia de pareja cada año hasta 2090.
Las sequías, inundaciones y desplazamientos forzados aumentan la exposición a la violencia sexual, el matrimonio forzado y la explotación laboral. Además, las mujeres suelen ser las últimas en acceder a recursos, tierras y ayuda humanitaria.
Frente a esta realidad, es urgente integrar la perspectiva de género en las políticas climáticas y reconocer que la justicia climática también es justicia de género.
En SororIA, creemos en la importancia de visibilizar estas intersecciones y promover acciones que aborden tanto la justicia climática como la igualdad de género.
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